
HUGO TOVAR Y LA CAMINATA ALUCINANTE (Fragmento). Es una sala de ironías. Un taller donde inicia la caminata sin huesos. Las esculturas de papel, madera y metal reciclado, mazapán de formas y representaciones diversas e intuitivas -sin precisión estética aparente- nos evidencia como un género adicto al desperdicio simultáneo. (…) La mayoría de las piezas de Hugo Tovar son el increíble desenlace de un sinuoso y complejo camino que los objetos recorren cíclicamente. La botella del carrusel, la escultura de un personaje estupefacto que mira a todos sin mirar a nadie desde un balcón de la galería Noel Cayetano, los perros de cemento y varilla detenidos a un segundo de ladrar, los toros hechos de ¡fierro viejo que vendan!, los pescados petrificados en un santiamén y más allá los óleos sobre papel, mantos y espumas que protagonizan la metáfora de la decadencia: la flema neurótica de los nigromantes modernos que viajan en la sala a velocidad crucero de la calma.



